Como es un niño al que quiero mucho y al que le tengo demasiada confianza, pues le acepté la invitación de conocer un poco el estado de Oaxaca. Él pasó por mí a Puebla, ciudad en la que me encontraba y que estaba de paso. Desde ahí, emprenderíamos el camino...
Antes de comenzar con esta historia, voy a poneros una canción que nos estuvo acompañando toda la travesía. Se llama la "Cruda". Para el que no sepa, la cruda es como se le dice aqui a una resaca de toda la vida. Por favor, escuchen la letra.
Con una banda sonora como esta, llegamos por fin a la capital, a Oaxaca de Juárez, que es el nombre completo de esta ciudad en honor a Benito Juárez, el benemérito de las Américas y uno de los personajes históricos más importantes de México. Evidentemente, nació aquí. Tras llegar, lo primero que hicimos fue ubicarnos en el hotel, precioso por cierto y en pleno centro. Este era, "la Provincia"...
Y las habitaciones...
Después de ubicarnos, decidimos ir a comer algo, pues sólo llevábamos en nuestros estomaguitos un café y un trocito de bocadillo de jamón. Fuimos al mercado de la ciudad, el Mercado Benito Juárez y probamos la gastronomía de la tierra. Primero una "Tlayuda" con cecina. Dicen que estas son las pizzas mexicanas, a ver si descubrís porqué...
Además probamos el mole amarillo. ¡Exquisito!
Ya con el estómago lleno, comenzamos el recorrido turístico. Antes tengo que decir que Oaxaca, que al principio se llamó Huaxyacac y que deribó en la palabra que conocemos tras la llegada de los españoles, significa "en la punta de los huajes". Aclaro que un huaje es una planta común en esta región de los valles.
Los indígenas que habitaban la región de Oaxaca antes de la invasión de los mixtecos, en primer lugar y del saqueo de los españoles en última instancia, fueron los Zapotecos. Poco se sabe del origen de este pueblo, pues no tienen ninguna leyenda sobre su migración. Ellos creían que nacían directamente de las rocas, de los árboles y de los jaguares.
Contemporáneos a los zapotecos, también habitaron el valle de Oaxaca los mixtecos, que en Nahuatl significa "pueblo de nube". Sin embargo, ellos mismos se llaman en su lengua natal "Nuu Savi", que en español quiere decir "pueblo de lluvia". Además, cuentan con su propio idioma. Pero más adelante hablaremos de estos dos grupos que poblaron este estado en sus inicios con las ciudades donde consiguieron su mayor apogeo e importancia: Monte Albán y Mitla.
De momento quedémonos en la ciudad de Oaxaca, aunque antes de comenzar nuestro paseo por la ciudad quiero mostraros una artesania que hacen aquí que me enamoró por completo, se llaman ALEBRIJES y son figuras hechas con madera tallada que se pintan después con colores alegres y vibrantes. Generalmente representan a un animal imaginario conformado por elementos fisionómicos de varios animales diferentes...
Ahora sí, comencemos el paseo por esta preciosa ciudad. Primera parada, la catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Está situada en el Zócalo, la plaza principal de la ciudad. La fachada es barroca, pero fue reconstruída tras un terremoto que sufrió Oaxaca en 1931.
El interior, otra maravilla...
De ahí nos fuimos al Museo de las Culturas, que está ubicado en el antiguo convento de Santo Domingo, un edifico maravilloso también del barroco mexicano.
Este complejo arquitectónico abarca en primer lugar, el templo propiamente dicho. Actualmente sigue prestando servicios religiosos y es realmente impresionante.
Pero además, justo al lado de esta capilla se encuentra el ex-convento que hoy día abarca el Museo de las Culturas...
Aquí encontramos muchos elementos de la cultura mixteca. Uno de ellos es este cráneo recubierto de turquesas y que fue encontrado en la tumba 7 de Molte Albán (que luego veremos). Me encantó...
Después seguimos paseando un poquito más y llegamos a un lugar muy bonito: el Instituto de Artes Gráficas, una casita con un encanto que no os podeis ni imaginar...
Después de tanta cultura y totalmente deshechos, decidimos hacer una paradita en el camino para ir a tomar unas cervecitas y charlar un ratito. Pero claro, ¡¡¡estábamos Óscar y yo juntos y nadie más!!! Con lo que, ¡¡¡ el peligro estaba ahí!!! Por tanto, lo que en principio comenzó siendo "una cervecita" se convirtió en unas cuantas más.
Al principio fuimos a una terracita preciosa con vistas al ex-convento de Santo Domingo y cuando nos cansamos cambiamos de lugar y probamos un mezcalito, ya que estábamos en la tierra adecuada para ello. Os comento que el mezcal es esa bebida caracterizada por tener en el interior de la botella un gusanito que, además se come...
Y así estuvimos de un lugar a otro hasta que dimos con lo que andábamos buscando, un cutre lugar, horriblemente caluroso, pero maravillosamente barato: "caguamas" a 20 pesos!! Así es que nos hicimos fans de ese lugar y allí estuvimos un buen de tiempo observando a la gente y platicando de lo humano y lo divino. Lo "rebautizamos" como el Berlín de Oaxaca (chikes, el BERLÍN DE OAXACAAAA!!!). Cuando ya el cuerpo nos pedía más movimiento localizamos un gracioso lugar para bailar. Estuvimos un ratito allí saltando como si tuviéramos 18 años al son de canciones de tooooda la vida. Una de ellas fue esta de Cristián Castro...
Así es que al ritmo de canciones de los ochenta y los noventa nos pasamos las últimas horas de la noche oaxaqueña, ya que no daba mucho más de si por mucho que nos empeñamos y como empezamos temprano llegamos un poquito "movidones" al hotel por lo que nos dormimos bastante prontito aunque llegamos como a las 4 de la mañana. El día siguiente se avecinaba largo y duro, pues teníamos pensado visitar Monte Alban, Mitla y Tule, para conocer su famoso árbol.
Cuando amanecimos, a la mañana siguiente, estábamos más que crudos. Bajamos a desayunar con los pijamas aún y con unas caras que daban una sensación entre miedo y pena. Incluso el mesero cuando se acercaba a traernos algo y nos mitraba, se "descojonaba" el solito del panorama que veía en nosotros (éramos los únicos del restaurante): caras desencajadas, ojos semiabiertos, temblores incontrolados, sensación de asco en nuestros rostros que iban y venían... y un sin fin más de sensaciones indescriptibles que toda aquella persona que haya padecido una resaca, conoce perfectamente. La verdad es que ya con esta edad, una no recupera igual que cuando tenía veinte, ¿a que no?
Pero aún así y tras una reponedora duchita fresquita, nos pusimos en marcha rumbo a nuestro primer destino turistico: MONTE ALBÁN.
Monte Albán fue la antigua capital de los zapotecas y una de las primeras ciudades de Mesoamérica. Si cabe, la más populosa durante su auge. Ubicada en el centro del Valle de Oaxaca, Monte Albán ejercía control político, económico e ideológico sobre otras comunidades en el valle y las montañas circundantes.
Aquí tenemos la Plaza Central...
El Centro Ceremonial...
Y una de las estelas de los Danzantes, situada en la Plaza de los Danzantes. Se le puso este nombre debido a que los personajes que aparecen representados se encuentran en posiciones excéntricas si las comparamos con otras representaciones humanas producidas por los zapotecos.
Después de pasearnos a pleno sol por este maravilloso recinto lleno de historia y empezar a sudar la resaca, nos animamos a visitar otro lugar milenario: MITLA.
Esta ciudad fue el principal centro ceremonial después de Monte Albán. La palabra Mitla en nahuatl significa "lugar de muertos" o "inframundo" y en zapoteco se llama "Liobaa", que significa "lugar de entierros".
El mayor atractivo de la zona arqueológica de Mitla es, sin duda, la variada ornamentación de sus edificios, lograda mediante el sistema de grecas que las distingue de las del resto del país. Estas son las grecas (chikes, no me estoy refiriendo ahora a vosotras).
De esta zona arqueológica destaca, sobre todo el Gran Salón de las Columnas, de planta triangular y por el que se penetra al palacio principal.
Cuando entramos al palacio nos encontramos con varios salones en donde se podían apreciar estos mosaicos de grecas con más detalle.
Como veis ahí, las grecas están formadas por miles de tabletas de piedra pulida, engarzadas entre si por ninguna mezcla.
Pero además de ver esto, pudimos visitar una bella tumba donde están enterrados reyes y sacerdotes zapotecos.
Después de pasear por Mitla nos pusimos rumbo a Tule, para conocer su famoso árbol. Quisimos conocer también Hierbe el Agua, un lugar conocido por sus cascadas petrificadas formadas por carbonato de calcio.
Sólo hay dos lugares como este en el mundo. El que habeis visto, aquí en Oaxaca y otro en Pamukkale, Turquía. De todas formas, a Hierve el Agua no pudimos ir porque había conflictos entre pueblos para ver a quien pertenecía su explotación. Por lo cual, preferimos no ir para evitarnos problemas y enfrentamientos.
Así es que decidimos ir directamente a Tule (que significa "árbol de iluminación") y conocer el árbol por el que es famoso este pueblito. Mirad primero qué impresionante y ahorita os cuento acerca de él.
El árbol del Tule, es un "ahuehuete o sabino" (ese es su nombre común) cuyo tronco tiene el diámetro más grande del mundo, más de catorce metros. Se estima que serían necesarias al menos treinta personas con sus manos entrelazadas y totalmente estiradas para poderlo abrazar por completo. Además, proyecta una sombra para más de 500 personas. Alcanza un perímetro de 42 metros y su altura está en torno a los 40 metros. Siguiendo con las cifras, el volumen de este "arbolito" es de más de 800.000 metros cúbicos y su peso llega a las 630 toneladas.
La edad de este ahuehuete es desconocida, pero se calcula que tiene más de 2000 años y que, por tanto, es más viejo aún que la invasión española. ¡¡Imaginaos!! La leyenda zapoteca sostiene que fue plantado hace unos 1400 años por Pechocha, un sacerdote de Ehecatl, dios del viento y se afirma que su ubicación es un lugar sagrado, hoy ocupado por una iglesia, la de Santa María del Tule y que vísteis en la primera foto.
Los nudos y formaciones naturales que este árbol posee en la corteza, han generado muchos nombre ilustrativos. Mirad estos detalles de este majestuoso árbol. Primero, la cabeza de león...
El elefante...
O el cocodrilo, entre otros...
En general, los ahuehuetes son árboles de lento crecimiento y aunque suelen tener una figura aproximadamente regular en sus primeros años de vida con un tronco más o menos cilíndrico, cuando alcanzan algunos cientos de años de edad pueden adoptar formas sumamente caprichosas como las que hemos visto.
A mí, la verdad es que este antiguo habitante de la tierra me fascinó. Imaginaos de cuántas revoluciones del hombre y de las cosas ha sido testigo venerable este fabuloso ser vivo, que ni las tempestades, ni el Rayo, ni la sucesión de los siglos han podido destruir. Sin embargo, nos enteramos de que un rico comerciante Oaxaqueño quiso comprar a los indios del Tule su árbol por una abundante cantidad de dinero. ¡¡Quería cortarlo para hacer vigas y tablas!! Finalmente, los lugareños deshecharon con desdén la proposición de este vándalo y aún permanece en pie, cubriendo con su sombra perfumada a cuantos vienen a admirarlo. Su ramaje opulento y alegre es aún el refujio de millones de aves y por su gigantesco tronco corre todavía a raudales la generosa savia que lo nutre.
Fue una visita maravillosa esta, tras la cual volvimos de regreso al hotel a bañarnos y salir a cenar. En esta ocasión probé una nueva comida, los chapulines. ¿Sabeis qué significa esta palabra en nahuatl? Pues ahí va: "insecto que brinca como pelota de hule". Estos son...
Sí, amigos míos, son saltamontes, pero no penseis que yo estaba encantada con la idea de comerlos. Simplemente quería ser valiente y probarlos, así es que los pedimos con queso fundido y nos los comimos en taquitos. Aunque estaban buenos, la sensación de "bicho crujiente en la boca" no fue muy agradable y hasta sentí las patitas metidas entre mis dientes... Al final, ¡¡¡prueba superada!!!
Después de cenar, salimos a un barecito a tomarnos una copita y bueno, después de frases célebres como "a las dos nos vamos al hotel" o "dos más y nos vamos", que por supuesto ninguna se cumplió, decidimos disfrutar nuevamente de la noche oaxaqueña pero esta vez en unos antros un tanto raros, ¿verdad, mi niño? Pero bueno, estuvo muy divertido y aquella "rubia bailarina" nos entretuvo toooda la noche. De hecho, a la mañana siguiente hasta la extrañábamos... jajaja.
El resultado: llegar más de cuatro horas tarde al bautizo objetivo de nuestro viaje a Oaxaca y de nuevo una resaca extraordinaria a la mañana siguiente. Aún así, nos mereció la pena y nos tuvimos que quitar la cruda a la mexicana, con una "Victoria" bien fría. Sin embargo, lo peor fue el regreso al D.F. pues estábamos más muertos que vivos y aún nos quedaban al menos cinco horas al volante. Aún así, fuimos capaces de llegar sanos y salvos pues una importante fiesta nos estaba esperando, el cumpleaños de Erika, la hermana de Óscar.
Llegados a este punto, me imagino que alguno se estará preguntando porqué en ninguna foto aparecemos ni Óscar ni yo. Ahí va la respuesta: nos robaron la cámara de fotos y todas las que aparcen en esta historia están sacadas de "google". Pero bueno, no quería sin embargo, dejar de mostrar este bello estado a través de imágenes, así es que tuve que recurrir a otros métodos.
Pero bueno, sigamos porque esta historia aún no ha llegado a su fin. Tras conseguir salir vivos de la carretera, llegar al cumpleaños, tomarnos otras copitas y convivir un ratito con la familia de Óscar, nos fuimos a dormir porque a la mañana siguiente quería ir a conocer la Casa Azul, la casa de Frida Kahlo en Coyoacán (que significa lugar de coyotes). Mirad, esto es Coyoacán...
Tengo que reconocer que este barrio, uno de los más antiguos de la ciudad de México, me encantó, tanto fue así que si alguna vez regreso a México para vivir, me gustaría residir aquí, aunque claro no resulta precisamente barato.
Pero sigamos con la historia. El motivo de venir a este barrio con tanto encanto, como ya os he dicho, fue conocer la casa de Frida, la Casa Azul, una verdadera pasada, sobre todo para los apasionados de esta gran artista, aunque hay que reconocer que se le iba un poco la cabeza. Me imagino que eso sólo le puede pasar a los grandes genios y por eso se hacen grandes, ¿no creeis? Bienvenidos a la CASA AZUL.
Lo cierto es que esta casa me impresionó muchísimo, pues están todas las cosas de la artista, desde las más habituales, como sus pinturas, sus lienzos, por supuesto alguno de sus cuadros, su cocina... hasta los enseres más personales que de alguna u otra manera marcaron su vida, como su cama o su silla de ruedas, en las que pasó tanto tiempo de su tortuosa existencia. Mirad, ésta precisamente es una de las habitaciones de la casa. Al fondo de la fotgrafía, justo detrás del marco de la puerta se puede observar una cama, ¿verdad? Pues esa fue la cama de Frida.
También vimos su silla de ruedas y sus pinturas...
Y mirad, esta es la cocina, una auténtica maravilla de colores...
La verdad es que la vida de esta artista estuvo siempre marcada por el dolor de la enfermedad, situación que creo que marcó su producción artística. A muy temprana edad, contrajo polio y la enfermedad le dejó una pierna más corta que la otra. Después, a los dieciocho años, un gravísimo accidente de autobús la dejó con la columna vertebral fracturada en tres, una seria lesión de pelvis y un hombro dislocado, todo lo cual le dejó secuelas para siempre. Además, una barra de metal le atravesó el abdomen y el útero, coartándole para siempre la posibilidad de tener hijos. Su estado era tan crítico que los médicos dudaban de su recuperación. Y aunque volvió a caminar, su vida terminó marcada por el sufrimiento y el dolor físico, hasta dejarla postrada en una silla de ruedas y en sus últimos tiempos, en la cama.
El tema de la muerte, no tuvo más remedio que plasmarse en su obra de forma recurrente, pues además de los continuos dolores, durante muchos años tuvo que usar un corsé de yeso y someterse a más de treinta operaciones. Las grandes temporadas que pasaba en cama, estimularon su creación. De hecho, uno de sus biógrafos afirmó que "en los cuadros de Frida, el óleo se mezcla con la sangre de su monólogo interior". Definitivamente, estoy de acuerdo con esta afirmación. Veamos algunos de sus cuadros. Este se llama "La columna rota", un claro ejemplo de la situación de salud por la que atravesaba tras su accidente.
"El camión", donde tuvo el accidente...
"Sin esperanzas"...
O "Las dos fridas"...
Con este cuadro asimila la crisis marital que atrvesaba con Diego Rivera a través de la separación entre la Frida en traje de tehuana, el favorito de Diego y la otra Frida de raíces europeas, la que existió antes de su encuentro con él. Los corazones de las dos mujeres están conectados uno al otro por una vena. La parte europea rechazada de Frida (ya que era hija de un fotógrafo alemán) amenaza con perder toda su sangre.
Este fue otro tema recurrente en la vida de Frida Kahlo, su relación con Diego Rivera, marcada siempre por el dolor y las continuas infidelidades de él. Esta relación tortuosa, unida a la apertura sexual de la artista, la hizo mantener relaciones con ambos sexos, los más destacados: León Trotsky (porque tanto ella como Diego eran defensores de la Revolución y comunistas declarados) y la esposa de André Breton, uno de los fundadores del surrealismo.
Después de esta vida intensa y de gran producción artística, la vida de Frida se fue apagando poco a poco tras un gran camino de sufrimiento. Se dice que esta foto es una de las últimas en la que parece con vida, concretamente en una manifestación.
A pesar de su avanzado deterioro físico, ella asistió a una manifestación comunista en apoyo a Guatemala. Uno de sus biógrafos se refiere a este momento con estas palabras:
"Ella era un saco de dolor consciente de su prematura decrepitud, que sale a expresar su desacuerdo con el imperialismo y sus lacayos, en vez de encerrarse a gemir por su enorme desventura personal"
La verdad es que la vida de esta mujer y su obra me resultó fascinante y más aún cuando conocí un poquito más. Sin embargo, el fin de la Kahlo era más que inminente y falleció el 13 de Julio de 1954, a la edad de 47 años. El médico atribuyço la muerte a una embolia pulmonar, debido a la enfermedad y fragilidad que sufría durante sus últimos meses de vida. Los médicos además, tuvieron que amputarle su pierna derecha.
Y bueno, así termina la historia y el recorrido por la Casa Azul. Espero que esta breve pero intensa biografía os haya gustado. Tengo que reconocer que a mí me fascinó.
Después de ésto, poco más nos quedó del Distrito Federal. Sin emabrgo, aún tuvimos tiempo para degustar más comida de esta tierra maravillosa y en el mercado de Coyoacan, Oscar me invitó a comer un rico marisquito. Concretamente un coctel de camarones, unas empanadas de pescado deliciosa y un alambre de mariscos. Ahí va una demostración...
Después de este espectáculo culinario, paseamos un poquito por este barrio de cuento y nos comimos unos típicos churros rellenos (yo probé uno relleno de queso philadelphia y fresa que estaba para morirse) con un chocolatito también la már de rico. Estos son los churritos...
Conforme avanzaba la tarde, poco nos quedaba ya por hacer, sólo despedirme de Óscar hasta nuestro nuevo encuentro. Tengo que agredecerte otra vez, mi niño, todo lo bien que te portaste conmigo. GRACIAS por mostrarme de la manera más increíble posible el estado de Oaxaca. ¡¡¡Me encantó!!! Y bueno, aunque perdimos la cámara de fotos (por eso en ninguna de las imágenes que aparecen en esta historia salimos nosotros... jejeje) te digo que NADA puede manchar el divertidisimo fin de semana que pasamos juntos. De nuevo, agradece de mi parte a esa linda familia que tienes, todas sus atenciones, prométele a tu hermano que jamás volveré a manejar en México, que duerma tranquilo y, por favor, no te olvides de ir de vez en cuando a Oaxaca a saludar a "la rubia", vaya a ser que un día de estos tenga algún conflicto serio con la mismisima Shakira porque ésta vea amenzazada su carrera y tengamos que sacar a nuestra amiga del país.
Ahora en serio. Ojalá, querido amigo, nos podamos volver a ver prontito. Ya sabes que aquí tienes tu casa y no sólo tú, sino tooooda tu familia. Gracias por todos estos lindos momentos que me regalaste. Cuídate mucho y vente ya, que por aquí te extrañamos.
¡¡UN MILLÓN DE GRACIAS!!