Aunque este lugar pertenece al estado de Puebla y precisamente de Puebla quiero hablar al final de toda mi aventura en México, no puedo saltarme, sin embargo, la celebración del fin de año de mi experiencia en este país.
Como había pasado la Nochebuena y la Navidad con Pao en Chiapas, la idea era pasar el siguiente día de fiesta con Ceci, pues ya me había invitado con bastante anterioridad.
La verdad es que me siento muy afortunada por haber tenido tantas invitaciones para esta fecha tan “tonta”, sobre todo cuando una está fuera de casa. Óscar también me había invitado, pero opté por irme a Zacatlán de las Manzanas, (Puebla) con Ceci y su familia… Y bueno, qué puedo decir, que no sólo no me arrepentí, sino que me encantó la experiecia.
Quiero intentar contaros esta historia tal y como yo la sentí y la viví. Trateré de hacer el esfuerzo. Pero antes, un momento musical. Es difícl, a estas alturas de la película, encontrar un buen tema acorde con el lugar o con la gente que compartió conmigo estos momentos. Si hago un poco de memoria y busco algún temita que aún no haya puesto, se me viene a la memoria una canción que se llama "Estigma de amor", de Kany García. Cecilia, va por usted...
Después de este momento musical, comenzamos esta nueva historia: "La vida en un ranchito de Camotepec".
Salimos de Puebla, la mañana del 31 de Diciembre, con destino a este ranchito, pues aquí íbamos a festejar el año nuevo. Tengo que aclarar lo que es un rancho, pues no es exactamente igual que lo que nosotros entendemos por un rancho en España, porque entre otras cosas, no hay, Bueno, pues un rancho es un pueblito o mejor dicho, algo más pequeño aún que un pueblito. Normalmente están en medio del campo y aunque tengan conciencia de pueblo, las casas no suelen estar muy juntas las unas de las otras. Aquí suelen vivir las personas que viven del campo y de los animales. Mirad, este es el ranchito en el que pasé el año nuevo...
Y bueno, ahí había muchos animalitos. Primero, cerditos...
También había ovejitas...
Y una cabrita, que estaba embarazada y nos tocó verla parir... Qué linda, ¿verdad?
Bueno, pues una vez aclarado el concepto de lo que es un rancho y de lo que ahí hay, vamos a seguir el orden cronológico de los acontecimientos. Antes de llegar al ranchito, paramos en un lugar que tiene un nombre divino: ZACATLÁN DE LAS MANZANAS. Por favor, decidme que no es “chachipiruli” ese nombre. Durante mis primeros meses aquí, pensé que si tenía un hijo alguna vez le llamaría así, pues estaba totalmente emocionada con un lugar que se llamara "Zacatlán de las Manzanas". Ahora, en cambio, me doy cuenta que quizás mi “no hijo” me odiaría por siempre si le hago semejante faena, ¿o no?
En fin, descartando ya este nombre para mi descendencia seguía, sin embargo, emocionadísima con la idea de poder comprobar con mis propios ojos que un lugar con ese nombre existia de verdad en la geografía mexicana y no era un invento de Ceci para quedarse con la güerita. Así es que después de tanto tiempo escuchando hablar de este lugar y, de alguna forma, dudando de su existencia, ya estábamos llegando a Zacatlán de las Manzanas. Y cuál fue mi sorpresa cuando vi con mis propio ojitos que este lugar no era producto de la imaginación de nadie, sino que existía en verdad….
Este pueblito, Zacatlán, es muy conocido por sus vinos. Cuando utilizo la palabra vino, no me refiero al tinto. En México la palabra vino se usa para referirse a cualquier bebida alcohólica de alta gradación: wisky, ron, vodka, tequila… etc. Pues es conocido por sus vinos de sabores y, como no, por sus manzanas, pero en el mes de Agosto. Yo como fui en Diciembre, pues no vi manzanas… Ah! Pero sí vi su conocido reloj floral.
La verdad es que no estuvimos mucho tiempo en este lugar, a penas una hora, yo creo. No es muy grande, pero su plaza principal es realmente linda. No sé, a mí me dio mucha paz este lugar. A ver qué os parece. Bienvenidos s "Zacatlan de las Manzanas"
Y ya!! Eso fue todo de este pueblito de cuento de hadas. Decidme, sin embargo, que no es bonito.
Y bueno, después de la parada en Zacatlán donde conocí a una de las tías de Ceci, retomamos el camino con destino a Camotepec, el ranchito donde nació la madre de mi compañera de viajes, la señora Ofelia (luego la conocereis) y donde pasaríamos la noche de fin de año.
No quiero despedirme de este lugar sin enseñaros a un niñito superlindo y muy, muy auténtico. Nos lo encontramos subiendo a su camioneta justo cuando nos íbamos de Zacatlán. Así son todos los rancheritos, pero yo me enamoré de éste….
Ahora sí. Ya nos vamos a Camotepec…
Cuando llegamos eran como las 5 de la tarde, yo creo. La señora de la casa, la tía de Ceci, estaba preparando tamales. La verdad es que no tengo muchas fotos de este momento. Así es que trataré de contarlo para que os hagais una idea.
Estuvimos todo el tiempo en la cocina de la casa. Un lugar verdaderamente acogedor, porque era una cocina de las de antes, de las de pueblo de hace veinte años, de lumbre, a las que había que ponerles leña. Todos estábamos alrededor del fuego. Era el mejor sitio donde estar, porque no os podeis hacer una idea del frío que hacía ahí, en plena sierra poblana. Os prometo que yo hacía mucho que no sentía tantísimo frío, no sentí mis pies en los tres días que anduvimos en ese lugar y, sobre todo, por la noche y después de escuchar las historias que contaban las personas que estaban ahí. Pero no quiero adelantar acontecimientos.
Cuando llegamos, además de los tamales estaban haciendo mojarras fritas, un pescadito que se cría en una presa cercana a la casa y que estaba delicioso, pero de verdad. A mí me gustó sólo con limoncito y ya... Aunque bueno, los oriundos del lugar también le añadían salsa Valentina (una salsa picante, sin la cual este país no podría sobrevivir). A mí, esa salsa, sin embargo, me provoca mucho dolor de estómago. Así es que yo disfruté mis ricos pescaditos sólo con un chorreoncito de limón.
Pues ahí estuvimos toda la noche, delante de la lumbre. Yo fascinaba con lo que veía y lo que escuchaba, comiendo pescado y tamales deliciosos que llevaban una salsa verde que picaba como no os podeis hacer una idea pero que, en cambio, eran adictivos.
Tengo que reconoceros que esta experiencia me fascinó. Bueno, no me cambié de ropa ni me quité ni una sola de las prendas de vestir que llevaba en los tres días que estuvimos allí. Ni tan siquiera me bañé, pues el frío era horrible y el baño estaba fuera de la casa, así es que esa fue la decisión más acertada si no quería irme con una pulmonía de regalo...
En este lugar pude disfrutar de muchas cosas. La primera y la mejor, fue poder convivir con esta gente tan linda. Ya en la noche se ponían a contar historias del pueblo, de ajustes de cuentas entre familias, de antepasados ya muertos que dejaban mensajes a "los vivos" de ahorros enterrados bajos las casas... Y, como no, de la "Llorona". Creedme que no eran historias que se estaban inventando sobre la marcha, sino que ellos mismos habían escuchando el llanto de esa mujer, pues cerquita de la casa había un río.
No sé si conocéis la historia de la Llorona. Por si acaso, os la cuento. Me parece muy interesante y se remonta a la llegada de los españoles. Hay muchas versiones, pero quizás ésta que os voy a contar, es la más extendida. Antes, una canción preciosa en recuerdo de esta mujer. Canta la señora Chavela Vargas...
Cuenta la leyenda, que una mujer indígena se enamoró de un caballero criollo, es decir, hijo de españoles pero ya nacido en América o la Nueva España. Con este hombre tuvo tres hijos. Sin embargo, él no formalizó nunca su relación. Se limitaba sólo a visitarla y evitaba casarse con ella. Tiempo después, el hombre se casó con una mujer española, pues tal enlace le resultaba más conveniente dada la época. Al enterarse, esta mujer a la que el pueblo empezó a llamar la Llorona por su perpetua aflicción, enloqueció de dolor y ahogó a sus tres hijos en el río. Después, al ver lo que había hecho, se suicidó. Desde entonces, su fantasma pena y se la oye gritar "!ay, mis hijos!" o bien emitir un gemido mudo. Sule hallársela en los ríos, recorriendo el lugar donde murieron sus hijos y donde ella se quitó la vida
¿Os gustó? A mí sí... Bueno, pues de eso estuvieron hablando toda la noche, pero con una realidad y un lujo de detalles que daba verdaderamente miedo. De hecho, contaron que eran los perros los primeros que oían estos sollozos y que se ponían a ladrar o a ahullar y, muertos de miedo, se metían en las casas a esconderse. Las señoras que la habían escuchado decían que era realmente espeluznante oír sus lamentos. Así que con ese plan, imaginad la nochecita que yo pasé entre el frío, el miedo al recordar las historias y ya, el colmo de los colmos fue cuando sentí ladrar al perro de la casa... Os juro que no me pude dormir en toda la noche!! Ya escuchaba incluso lo que no se escuchaba y rezaba para no sentir ninguna necesidad fisiológica hasta que no saliera el sol y hubiera luz, porque como os dije, estábamos en plena sierra y el baño estaba fuera de la casa.
Además, también se pusieron a relatar historias de balazos y ajustes de cuentas entre familias del pueblo e incluso entre hermanos, porque uno le había quitado la mujer a otro o porque se habían pasado con el pulque (una bebida alcohólica del maguey muy popular por estas zonas). También, me tocó escuchar historias de gente que antiguamente habían habitado alguna de las casas del pueblo y que habían enterrado dinero debajo de sus cimientos y que ahora, desde el "más allá" se ponían en contacto con sus parientes para indicarles el lugar en el que estaban los ahorros de toda su vida... Os digo que ninguna de las noches que estuve allí tuvo desperdicio y que me encantó la experiencia. Tuve la oportunidad de preguntar sobre cada historia y cada personaje y me iban contando lo que había pasado. No eran historias inventadas, sino historias reales del pueblo. De cómo se vivía ahí hace viente años, sin casi nada de recursos e intentando "burlar" al gobierno con la venta ilegal de madera, pues era de lo único que podían comer estas familias.
La verdad, es que disfruté mucho de todo este tiempo y me trataron excelentemente bien... Pero además de las noches de historias lúgubres y emocionantes, también disfrutamos del día.
Otra de la cosas que más me fascinó, fue mi aprendizaje en el arte del "pulque", que es la bebida alcohólica más tradicional mexicana, sobre todo en el centro del país. Se obtiene de la fermentación del "aguamiel". Este jugo se saca del corazón del maguey y yo acompañé a la tía de Ceci a buscarlo. Estos son los magueyes...
Este proceso, que se conoce como "raspado", consiste en quitar el centro de esta planta, abriendo una oquedad que se tapa con una penca (una hoja) de maguey. El interior de ese hueco, se raspa con una cuchara y esto provoca que el maguey suelte el jugo, el cual se concentra en dicho hueco y se va sacando cada día o cada dos días. Este es el hueco donde se concentra el aguamiel, justo en el centro del maguey...
Y aquí andamos, sacando el aguamiel...
Esta bebida está fresca y es muy dulce. Después, cuando se fermenta, se obtiene el PULQUE, que ya tiene alcohol. El sabor de esta bebida es agradable, pero la textura es un poco particular, pues es bastante babosa. Así es que no me gustó del todo, no tanto por el sabor, como por la consistencia.
Os reconozco que mi experiencia como recolectora de aguamiel fue divertida, porque tienes que andar subiéndote a los magueyes y algunos son realmente enormes. No sé si se aprecian los tamaños en las fotos. Pero también están llenos de bichitos, así es que la güerita estuvo rascándose las piernas durante días... Sin embargo, no me importó porque lo que aprendí me encantó. Pero me gustó aún más compartir este momento con la señora de la casa, la señora Petra. Me habló de todo lo que le daba el rancho y de lo mucho que le gustaba vivir ahí. Esa era su vida y la disfrutaba mucho... !Qué bárbaro! Realmente admirable, porque yo estuve tres días y un poco más y muero de hipotermia. Sin embargo, ella estaba tan feliz que daba envidia. Le agradezco mucho todo lo que me enseñó en ese ratito de la mañana.
Y bueno, después de este momento de simbiosis con la naturaleza, ya es hora de que conozcais a la madre de Ceci, ya sabéis, mi compañera de viajes y, sin embargo, amiga (jeje, no es cierto Cecilia). Os presento a una señora que me ha hecho sentir verdaderamente en mi casa. Quiero que conozcais a la señora Ofelia. Es una mujer realmente admirable y trabajadora. Me ha dado las mejores pláticas que he tenido en México, porque es muy inteligente y muy interesante escucharla. A mí me encanta ir a verla cada vez que voy a Puebla. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerle lo bien y lo cómoda que me ha hecho sentir siempre que he estado en su casa, tanto que la siento como mía... GRACIAS SEÑORA Y OJALÁ QUE ALGÚN DÍA PUEDA DEVOLVERLE TODO LO QUE ME HA DADO, PERO ESTA VEZ EN ESPAÑA!! Cuando guste, tiene su casa ahí... Os presento a la señora Ofelia.
Sigamos con el relato... Ya el último día, aprovechamos para ir a "Piedras Encimadas", un valle un tanto raro por sus formaciones rocosas espectaculares, que desafían las leyes de la gravedad.
Estas rocas, a veces, forman extrañas figuas caprichosas. Hay duendes, figuras míticas, columnas, animales, perfiles humanos, hongos... Todo depende de la imaginación del visitante. A ver qué veis vosotros.
Es estas fotos que acabais de ver, estoy con Ever (un primito lindísimo de Ceci) y con su hermana Ruth, una niña muy linda también.
Además, pudimos escalar alguna de estas rocas...
El paisaje era espectacular y, más aún, por el clima que nos tocó. Como podeis ver, era muy frío y la niebla casi nos hace perder el sentido de la orientación. Nos costó mucho trabajo volver a encontrar la salida. Pero a mí me gustó mucho así, tal cual lo visitamos. Espero que disfruteis como yo del paisaje.
Y bueno, chic@s, esta historia ha llegado a su fin. Espero que no os haya aburrido el relato y que os gustaran las fotografías. A mí solo me queda agradecer a esta linda familia todas las atenciones prestadas y el trato recibido. GRACIAS, señora, por todos los momentos que compartió conmigo: en el sillón de su casa, en la cocina, con una taza de café... GRACIAS por enseñarme a hacer ese pastel tan delicioso sin necesidad de horno. GRACIAS por ese vinito de Zacatlán, nos lo tomaremos en España a su salud... Pero, sobre todo, UN MILLÓN DE GRACIAS por tantísimo cariño. La llevaré siempre en mi corazón. A ti, Ceci, muchas gracias por invitarme a seguir conociendo más de este México de contrastes, de este México mágico, que cada día me tiene más atrapado el corazón.
Bueno, amig@s que seguís leyendo estas páginas, tengo que reconoceros que esta aventura va a ser larga. Así es que id a la cocina, agarrad un cafelito, unas galletitas o, en su defecto, un "piscolabis" y una cervecita... Según la hora. Merece la pena que para esta ocasión os relajéis e intentéis transportaros con vuestra mente a este extraordinario estado de la República Mexicana: el estado de CHIAPAS. Os aseguro que no os arrepentiréis...
Para empezar a calentar motores, quiero que escuchéis esta canción. No tiene demasiado que ver con este estado, sin embargo, sí y mucho, con la persona que hizo posible que pudiera conocer lugares increíbles de esta tierra maravillosa, su tierra natal, su Chiapas. Quiero que escuchéis esta canción del señor Alejandro Fernández. Se llama "Mátalas", una de mis preferidas. Pao, algún día lo veremos juntas en vivo, en un Palenque, como Dios manda, y así vestidito...
Ahora sí, estamos listos para viajar a uno de los lugares más asombrosamente increíbles de este país. Al fin nos vamos a Chiapas, a la tierra del café, del cacao, de la selva lacandona, de los mayas, del quetzal... Tierra de jaguares, del Subcomandante Marcos, como no, de paisajes inolvidables y gentes excepcionales, como la familia de Pao, que nos hizo sentir como en casa.
Este será un viaje largo, casi dos semanas, así es que veremos muchas cosas y conoceremos más de la historia de este país de contrastes. De momento, os cuento que el viaje en autobús fue de once horas, pero mereció mucho la pena, pues estábamos a punto de conocer lugares maravillosos.
La primera parada oficial en el estado de Chiapas fue en su capital, Tuxtla Gutiérrez, como a las siete de la mañana y después de una noche entera de viaje. Tras esperar un buen rato, pelearnos con unos cuantos incompetentes y tranquilizar a Pao que estaba que se la llevaban los diablos, al fin transbordamos al camión que nos debía de llevar a San Cristóbal de las Casas, su tan ansiado hogar.
Cuando llegamos saludamos a los padres de Pao, que ya habíamos conocido en San Luís, desayunamos y nos fuimos a conocer el primero de los tantos lugares hermosos que íbamos a descubrir en esta linda tierra: el Cañón del Sumidero.
El Cañón del Sumidero A este lugar, que está en Tuxtla, nos llevó el primo de Pao, Betín, que lo conoce como la palma de su mano. No hay mucho que las palabras puedan decir de este rincón del mundo. Las imágenes son, en esta caso, mucho más expresivas. Simplemente deciros que pudimos recorrer todo el cañón en lancha, a través del Río Grijalva, y que pese al cansancio acumulado de una noche sin dormir, disfrutamos mucho del paseo. Espero que vosotros también lo hagáis a través de las fotografías. Subamos a la lancha, que empieza el recorrido...
Por el camino, vimos muchos animalitos. Algunos muy tiernos... jajaja
También un caballito de mar... A ver quién lo encuentra...
Y como no debemos olvidar que estamos en México, nos encontramos con un altarcito a la virgen de Guadalupe en un pequeño hueco de una de las rocas.
También, pudimos ver una maravilla de la naturaleza, formada en las rocas por los agentes naturales. Le llaman el "Árbol de Navidad". ¿A alguien se le ocurre porqué?
Ya, de regreso en la lancha, sólo nos quedaba tiempo para capturar la mayor cantidad de imágenes en nuestra retina... Habíamos estado en un hermoso lugar y no queríamos que se nos olvidara ningún detalle.
Después, vuelta a casa, pero antes pasaríamos por Chiapa de Corzo, antes conocida como Chiapa de los Indios. Ahora conoceremos porqué.
Chiapa de Corzo Después de ir al Cañón del Sumidero y como aún nos quedaba algo de tiempo antes de que anocheciera, nos llevaron a otra ciudad, a Chiapa de Corzo, que realmente tiene mucha historia y se ha llamado de diferentes maneras, según quién se encargara de su dominio. Mirad la siguiente foto, es uno de los monumentos más conocidos de esta ciudad, que en un principio se llamó Villa Real, así se lo puso el español Diego de Mazariegos (1528)
Después, pasó a llamarse Chiapa de los Indios, porque había que diferenciarla de otra Chiapas, la Chiapa de los españoles, que hoy en día es San Cristóbal de las casas, otra ciudad que luego os enseñaré... Preciosa!!
Bueno, pues después, cuando Chiapa de los Indios queda exenta del pago de encomiendos a la Corona española, pasa a llamarse Chiapas de la Real Corona. Por eso, ese monumento que habeis visto al comienzo y que es símbolo de esta ciudad. Es una fuente única en América, construída por Fray Diego de León en 1562. Su cuerpo principal y su torreón están inspirados en la corona de los Reyes Católicos. Ya después, en 1988, esta ciudad se llamó como actualmente se la conoce, Chiapa de Corzo.
Espero que el toque histórico no os haya aburrido a mí me pareció curioso, sobre todo lo de la fuente...
Después de conocer la fuente, seguimos paseando por esta bonita ciudad y vimos varias cositas. Los soportales de la plaza principal...
Un traje de chiapaneca...
El Convento de Santo Domingo...
Y probamos cosas nuevas de comer y de beber. Primero, los curtidos, que son ciruelitas y cosas de esas, que se meten un tiempo en alcohol para que se curtan, de ahí el nombre...
Unos dulces que se llaman "Gaznates" y que son algo así como los "palos de nata" de toda la vida...
Una bebida, el Pozol, que mirad chicos donde os la sirven. Está hecha a base de cacao, agua y no recuerdo qué mas...
Y, lo más rico de toooooodo, unas tostaditas espectaculares a base de pollito, frijolitos, zanahoria, cebollita y betabel... ¿Recordais mi incidente con el betabel (la remolacha de toda la vida)? Pues aún así, me animé y volví a comerlo. Ahora, sí sabía que era totalmente inofensivo...
Y bueno, esto fue todo, amigos. Nos despedimos de Chiapa de Corzo...
Nos espera San Cristóbal de las Casas. Os va a encantar!!
San Cristóbal de las Casas Antes de comenzar con este lindo lugar, quiero amenizar la historia con otro momento musical. De nuevo quiero que escuchéis a Alejandro Fernández, esta vez con un popurrí de Juan Gabriel, una pasada... ¿Qué me dices, Pao?
Ahora sí, ya estamos preparados para conocer esta ciudad: San Cristóbal de las Casas o Chiapas de los españoles, que así se la conocía en la época posterior a la conquista. Antes, esta ciudad se llamaba Ciudad Real, así le puso Diego de Mazariegos, tras atacar a los indígenas en la batalla de Tepechtía. Dicen que los chiapanecos prefirieron morir arrojándose al Cañón del Sumidero, antes que sucumbir ante el ejército español. Ya les venía de raza eso de no conformarse... Ahí tenemos ahorita al Subcomandante, ¿verdad?
Así que esta es una ciudad fundada por los españoles y, precisamente por eso, a sus habitantes se les llama "Coletos". ¿Sabéis porqué? Porque los españoles de esa época llevaban siempre el pelo largo recogido en una coleta. Y desde entonces, ese es el gentilicio de las personas que viven en San Cristóbal.
Bueno, qué puedo decir de este lugar!! Aquí es donde viven Pao y su familia, que nos invitaron muy amablemente a pasar unos días en su tierra. Gracias a ellos pudimos conocer lugares maravillosos y probar exquisitos manjares... Os presento un poco la ciudad para que os vayais haciendo una idea. La primera visión que tuvimos, fue en la noche...
Los portalitos...
La Iglesia de la Merced y la Plaza del mismo nombre...
Esta ciudad se ve realmente preciosa de noche, ¿verdad? Y, bueno, el Arco del Carmen... ¿No os recuerda al Mudéjar?
Esto fue sólo para empezar. Porque al día siguiente, nos esperaban un par de museos verdaderamente interesantes. El primero el "Museo NA BOLOM", que significa "Casa del Jaguar".
Ya os dije que ésta era tierra de jaguares.
Aquí aprendí sobre la existencia de un grupo étnico que se dice que son descendientes de los mayas: son los Lacandones.
Estas personas se llaman así mismos "Hach Winik", que significa Hombres Verdaderos. La tradición forma parte de la vida cotidiana de estas personas. Según ellos, los Dioses crearon a los hombres de barro y les enseñaron a vivir con la Selva (de hecho, ahí viven). Plantas y animales son regalos de los dioses. Por eso, los "Hach Winik" hablan a los dioses y les ofrecen ceremonias tradicionales (que aún algunos realizan). El alma de esas ofrendas se convierte en alimentos y regalos para los dioses y así mantienen el contacto con los "Hombres Verdaderos". Bonita la historia, ¿verdad? Bueno, pues os presento a un lacandón...
Además, nos contaron una fábula preciosa sobre el Tucán, sobre su pico y porqué es como es. Allá va...
"Hachakyum, el verdadero señor de los Lacandones, hizo al tucán moldeándolo con barro. Cuando lo había terminado, le dio vida y el tucán se levantó. Había salido muy bien, con un pico largo y derecho. El tucán se sentía muy contento. Así es que Hachakyum le dijo que se fuera y buscara alimento en el K´o´och (que es un tipo de árbol). El tucán le dijo que sí y se fue. Pero en el camino se encontró con un Hach Winik (recordad, un Hombre Verdadero, un lacandón) y le clavó su pico en la garganta, dejándolo muerto. Después de esto, satisfecho, volvió junto a Hachakyum quien enojado le dijo que eso no era lo que él le había dicho, sino que comiera los frutos del K´o´och. Así es que le ordenó que fuera y levantara al hombre muerto. Sin embargo, como castigo y para que no fuera a matar nunca más a nadie, dobló su pico mientras dormía. Cuando despertó, Hachakyum le dijo al tucán que, para siempre, su pico sería torcido y llevaría el color de la sangre del humano en su punta"
¿Qué os pareció? A mí, me gustó mucho la historia. Pero ahora quiero que veáis el resto del museo, que era precioso.
Y tenía un jardín espectacular, con especies vegetales de la selva lacandona...
Cuando salimos del museo del jaguar, volvimos a pasear por la ciudad...
Hasta llegar al Museo de Emiliano Zapata (recordad que Chiapas es zona zapatista).
Este tipo fue un revolucionario mexicano, uno de los más importantes de la Revolución de 1910. Zapata tenía frases muy propias y muy auténticas, ahí les va unas cuantas...
"Miliano pa´las mujeres y Zapata pa´los hombres" "Yo no me levanté en armas para conquistar haciendas, yo me levanté en armas para que se les restituya a los pueblos lo que es suyo", "Tierra y Libertad" o "La Tierra para el que la trabaja"
Cuando salimos del museo, ya era bastante tarde y nos volvimos a casa porque verdaderamente estábamos muertas, de cansancio y de hambre. Así es que cuando llegamos nos pusimos a comer. Esta sección, la de la comida en Chiapas, merece especial atención, porque probamos auténticas delicias culinarias. Tengo que decir que la madre de Pao cocina riquísimo. Nunca olvidaré ese PIPIÁN VERDE(hasta la fecha mi comida preferida de México). GRACIAS SEÑORA "SPIKIN"
Los "Tamales de bola"...
Aprovechando que estamos hablando de tamales, me gustaría que viérais esta foto...
A simple vista, es una casita normal y corriente con un farolito muy mono, ¿verdad? Pues no, y este es otro de los ejemplos del ingenio mexicano. El farolito rojo, indica que ahí se venden tamales. Y digo yo, ¿porqué no un cartelito como los de toda la vida? Pues porque en la noche es mucho más práctico una lucecita que un cartelito, que no se ve... !Qué gracioso! ¿no?
En fin, sigamos con las comidas. Estos son los "Huaraches"... ¿Sabéis qué son además los huaraches? Las chanclas de toda la vida... jejeje.
Las "Chalupas"...
Y las "Ojuelas", unos dulces muy ricos...
Al día siguiente anduvimos paseando nuevamente y fuimos al mercado (fijaos en los colores)
Y probamos el ponche con "piquete", es decir, con alegría!!! Vamos, con un chorreoncito de aguardiente, que estaba la noche fría.
En Chiapas me enamoré de las artesanías. No sabéis lo realmente preciosas que son todas las cosas aquí. Además, San Cristóbal, es muy conocido por el ámbar, que dicen que aleja el mal de ojo... Pero lo mejor de todo son los bordados. Yo no me pude resistir a comprar unos cojines con bordados de San Andrés Larrainzar. Preciosos!!! Había un tianguis de artesanías (así es como se llaman aquí los mercados, tianguis). Pues éste era enorme y baratísimo... Gracias a Pao, llevo algún regalito que otro. Aquí, detrás mía, estaba el mercadito de artesanías que os digo, al lado del Ex-Convento de Santo Domingo.
Pero ya es hora de que conozcais esta ciudad de verdad, de día, radiante y con todos y cada uno de sus encantos e historias.
Empecemos por la Catedral, una maravillosa construcción del barroco, eso sí, muy sobrio.
Aquí, justo en frente de la Catedral, es donde se dan todas las manifestaciones zapatistas y donde hay muchos indígenas vendiendo artesanías. Sobre todo vienen de San Juan de Chamula, un pueblito ubicado también en los altos de Chiapas, como San Cristóbal. Dicen que a los "Chamulas" no les gusta que les tomen fotos, ¿sabeis por qué? porque dicen que así, se les roba el alma. Yo tuve mucha suerte, porque esta señora se puso delante justo cuando le estaba tomando una foto a la Plaza Mayor.
¿Qué os pareció la catedral? Bellísima, ¿verdad? Bueno, pues a los españoles no se les ocurrió otra cosa que dejarse esa "iglesita" para ellos. A los indígenas los mandaban a esta otra, a la de San Nicolás. Por favor, observad la diferencia.
Esta Iglesia está en la Plaza 31 de Marzo, que es ésta...
Ahora nos dirigimos al Cerro de San Cristobalito, donde está la iglesia de San Cristóbal, patrón de la ciudad. San Cristóbal de las Casas se llama así actualmente en honor a San Cristóbal Mártir y a Fray Bartolomé de las Casas, uno de los monjes españoles que más se preocupó y defendió los intereses y los derechos de los indios de la Nueva Esapaña.
Bueno y, por último, quiero mostraros la iglesia que mas me gustó de todas. No sé, quizás por diferente: la Iglesia de San Diego.
Después de todas estas imágenes, me resulta muy difícil no volver a recordar estos días en Chiapas, en San Cristóbal, en Comitán (que conoceréis ahorita)... Es inevitable revivir mis sentimientos en aquellos lugares y cómo me trató toda la gente. Además de por bella, San Cristóbal de las Casas siempre se va a quedar en mi recuerdo y en mi corazón, porque aquí fue donde pasé la Nochebuena y la Navidad del año de mi aventura mexicana. Es cierto que echaba enormemente de menos a toda mi gente, pero también es verdad que me sentía aquí como una más, como parte de una familia... Realmente sentí el cariño de todos los López Montoya, siempre pendientes de mí, que no me faltara nada, que no pasara hambre (os juro que eso NUNCAAAA!!). Fue un honor pasar estos días con ustedes, no creo que hubiera tenido un lugar mejor. Este es mi pequeño modo de agradecerles tanta atención y, sobre todo, tanto cariño que volcaron en mi persona. MUCHAS GRACIAS!!! Ojalá que tenga algún día la oportunidad de devolverles las atenciones. Eso sería un gran placer para mí.
Y así se termina San Cristóbal de las Casas. Estareis de acuerdo conmigo en que es un lugar maravilloso... Ahora nos vamos a Comitán de Dominguez, donde conocimos a la familia materna de Pao.
Comitán de Dominguez Para llegar a Comitán, partimos de San Cristóbal de las Casas, con toda la familia de Pao y con Ceci (como siempre). Era un día lluvioso, muy lluvioso. Pero eso no le restó belleza al paisaje.
Andábamos en pleno bosque zapatista, de hecho en este lugar, el 1 de Enero de 1994, fue donde se dio la rebelión de 12 días del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Algunos decían que este primero de Enero iba a haber un nuevo conflicto y la gente estaba un poco inquieta. Al final no pasó nada, pero era muy fuerte escuchar hablar a la gente de San Cristóbal de aquel día. Decían que todo se escuchaba y que se veían las bombas y las balas en la noche... Por este motivo y en este lugar, construyeron un cuartel militar, para contener nuevas revueltas de los zapatistas.
Seguimos de camino a Comitán...
Pero antes de llegar hicimos una parada obligada: TEOPISCA.
Este lugar, por lo visto, es el santuario de los más ricos elotes del mundo. Y ahí nos comimos uno...
Los elotes son mazorcas de maíz que después de cocerlas, las preparan con limón, chile, mayonesa, queso y salsa valentina (que es una salsa picante) y ya... " a bocaítos".
Después de nuestro rico elote, ya llegamos a Comitán de Dominguez. La forma en la que dicen que se fundó esta ciudad me parece muy curiosa.
"Cuenta la leyenda que expedicionarios indígenas y españoles estaban siguiendo el rastro de un puma hasta que llegaron a un lugar donde lo encontraron tomando agua. En ese lugar se fundó la ciudad".
Este es el puma...
La ciudad de Comitán se llamó en un pricipio BALÚN CANÁN, que en maya significa "lugar de las nueve estrellas". Después, se llamó COMITLÁN (en nahuatl, "lugar de alfareros"). Pero más tarde, el nombre se españolizó y se convirtió en COMITÁN. Se terminó llamando Comitán de Domínguez en honor al médico Belisario Dominguez Palencia, que también tiene su historia. A este comiteco, después de torturarlo y martirizarlo, le cortaron la lengua por dar un discurso en contra del gobierno, ilegalmente constituído, pues fue un golpe de estado. Su discurso era un canto a la libertad y precisamente por eso, él perdió la vida... Creo que es una buena "excusa" para que le pongan su nombre a una ciudad, ¿no?
Esta ciudad la vimos, sobre todo, de noche...
La iglesia que veis, nos gustó mucho por su nombre (¿verdad Cecilia? que además la llamábamos de todas las formas menos de la que era... jaja). Se llama... atención... Iglesia de San Caralampio. Este santito es el único de América con ese nombre. No me extraña!!
También conocimos la Iglesia de Santo Domingo. En todas las ciudades hay una...
Pero lo mejor de esta ciudad, sin lugar a dudas, fue conocer a la familia materna de Pao. Una gente muy linda que nos hizo sentir como en casa y a la que estaré eternamente agradecida por ofrecernos no solamente una casa, sino un hogar, enseñarnos lugares hermosísimos y tratarnos maravillosamente bien. UN MILLÓN DE GRACIAS PARA MI QUERIDÍSIMA FAMILIA CHIAPANECA!!
Y hasta aquí Comitán de Domínguez... Este sería nuestro cuartel general para conocer otros lugares del estado. Comenzamos por "Los Lagos de Montebello".
Las lagunas de Montebello Bueno, de este lugar no se puede decir mucho a través de las palabras. Como en otras ocasiones, es mejor recurrir a las imágenes. Pero antes, os tengo que contar que el día nos amaneció de la chingada... Lloviendo horrible y con un frío espantoso. Mirad.
Sin embargo, la mojada merecía la pena... Esta excursión la hicimos con Pao y su hermano, Charles.
Esta zona está llena de lagunas y nos pasamos toda la mañana viendo paisajes preciosos...
En las siguientes fotos que vais a ver, estábamos justo al lado de Guatemala. México y Guatemala están separados por el "Lago Internacional", el que veis a nuestras espaldas.
Si os fijáis, hay una cuerda con bollas rojas. Pues del otro lado, se puede ver Guatemala. De hecho, es lo que se ve en la foto.
Nos contaron que ésta es la principal vía por las que los guatemaltecos pasan a México. Recuerdo que cuando me regresé de Chiapas a Puebla, a nuestro autobús lo pararon un montón de veces y se metían militares registrándolo todo, el maletero, la bolsas y a la gente. Los mexicanos tienen problemas de inmigración con los guatemaltecos y, es justo por Chiapas, por donde acceden al país.
Mirad las casitas y la vegetación.
Éste fue el paisaje que vimos de camino a este otro lago...
Pero sin duda, lo más impresionante de este recorrido fue la visita a los "Cinco Lagos". Sin comentarios...
¿Preparados? Disfrutad de estas fotos...
Ya nos tocaba volver al mundanal ruído, después de la paz que sentimos estando en este lugar, observando la naturaleza en su estado más puro.
De ahí, nos volvimos a montar en el carro para seguir el recorrido.
Y llegamos a la "Laguna de Ensueño"...
Después de esto, no nos quedaba mucho más...
Así que tras la mojada, el frío, la caminada y las emociones sentidas con tanto lugar hermoso, nos entró hambre y nos sentamos a comer algo antes de regresar a casa. Sólo había puestecillos, pues estábamos en plena selva...
Así es que elegimos uno de ellos y ordenamos quesadillas con flor de calabaza. Así se hacen...
Y unos riquísimos "Chingulguajes"... Deliciosos!!
Este es el final. Hasta aquí llegaron las lagunas de Montebello. A mí me encantó este lugar. Pero cada uno, que juzgue. Ahora nos vamos a "Las Cascadas del Chiflón", otro lugar sorprendente del estado de Chiapas.
Las Cascadas del Chiflón En esta ocasión, contamos con la compañía de toda la familia de Pao.
Tengo que reconocer que la excursión me costó. Por el calor, la humedad y la pendiente del terreno. El objetivo era subir lo más alto posible para poder gozar de la fuerza de la cascada más grande, la que llaman del "velo de novia". Así lo hicimos, pero además, encontramos otras cascadas por el camino... Empezamos el recorrido. Os va a gustar...
La primera parada fue "El Suspiro"...
Pero seguimos subiendo...
No mucho más arriba, nos encontramos con la segunda cascada, la cascada "Ala de Ángel"...
Como ya os comenté al principio, esto se trataba de subir y subir. Y así seguimos, porque el destino final era esa cascada que se ve al fondo y que impresiona.
Hasta que poquito a poco, nos fuimos acercando...
Al fin la alcanzamos. Estamos en la cascada del "Velo de novia". Una cascada de 115 metros de altura...
Ésto era lo que podíamos ver desde la cascada... Impresionante!! Además, observad el color del agua.
Pero, sin duda, lo mejor de todo fue conjugar lo que veían nuestros ojos, con lo que escuchaban nuestros oídos en medio de la selva. Millones de litros de agua cayendo al vacío y golpeando las rocas. Es difícil olvidar un sonido tan fuerte y tan envolvente, porque me hizo recordar la insignificancia del ser humano ante la perfección de la naturaleza. Ahí estábamos nosotros, delante de ese gran torrente de agua, tan pequeños e idefensos, pero a la vez altaneros y desafiantes, sin pensar que ese milagro de la creación podría hacer con nosotros lo que quisiera, en cualquier momento... Ojalá y os podais hacer una idea de lo que digo.
Después de ver esta cascada, ya sólo nos quedaba descender hasta volver a nuestro punto de partida, cansados, mojados por su fuerza, pero recordando su hermosura...
Al día siguiente, la familia de Pao decidió que antes de irme, debía conocer Tenam Puente, unas ruínas de los últimos años de esplendor del mundo maya.
Tenam Puente En esta ocasion, vamos a cambiar un poquito de tercio. Ya no vamos a ver maravillas naturales, ahora vamos a deleitarnos con la magestuosidad creativa del hombre de hace dos mil años: el hombre maya.
Tenam, en lengua nahuatl significa "lugar fortificado" y fue la capital de una poderos dinastía que gobernó una extensa región del valle de Comitán. Esta ciudad fue fundada hacia el año 100 a. C por los mayas, vivió su explendor entre los años 600 y 900 d. C y fue definitivamente abandonada hacia el 1200 d. C.
Esto fue lo que nos dejaron los mayas...
Aquí estoy con el abuelito de Pao, "Papá Peto". No sabéis cuánto admiré yo a ese hombre. Ahí estaba subiendo las pirámides como si nada, cuando yo un poco más y me muero. Si no, fijáos en mis pelos... "peínate, cuñaoooo"!!!
Y bueno, para acabar... ¿qué me decís de ésta?
En fin, ya nos toca abandonar Comitán de Domínguez. Fue muy bonita toda mi estancia aquí, conocimos lugares preciosos y fue un placer vivirlos junto a las mejores personas, Pao y toda su familia. De nuevo, MUCHAS GRACIAS.
De vuelta a casa y antes de regresar a San Cristóbal, pasamos por AMATENANGO DEL VALLE, un lugar muy conocido por su artesanía. Si no me creeis, mirad.
Cuando regresamos a San Cristóbal de las Casas, teníamos la idea de conocer tres lugares más antes de abandonar Chiapas: las cascadas de Agua Azul, Mosol-Ha y Palenque.
Esta agotadora excursión, la hicimos en un día. Me huiera gustado quedarme más tiempo en Palenque y poder disfruta más de las pirámides y de su historia, pero ya el tiempo apremiaba. De todas formas, fue una belleza cada lugar que visitamos. Pero vayamos por parte. Comencemos la aventura... Todos a la "combi"!!
Cascadas de Agua Azul La primera parada la haríamos para desayunar, claro que yo no pude meter absolutamente NADA en mi estómago porque estaba malísima. La carretera de San Cristóbal a Palenque es realmente horrible. Está toda llena de curvas y de pendientes que suben y bajan a su antojo. Yo quería morirme. Menos mal que a mitad del camino, paramos.
Sin embargo, debo aclarar que esa pequeña parada no me sirvió de nada. Cuando estábamos llegando a las cascadas de Agua Azul, yo tenía el estómago literalmente del revés y estaba a punto de compartir con todos los que íban en la "combi", mi primera papilla. De verdad, cuando paramos yo no podía ni moverme, estaba blanca como la leche (más todavía de lo que soy!!), las ojeras se me marcaban horrible, mis piernas temblaban y era absolutamente incapaz de levantarme para salir del camión... Las pobres Pao y Ceci tuvieron que cuidar a la güerita hasta que la sangre volvió a circular por todo mi cuerpo y mi tensión arterial recuperó su estado normal.
Me contaron que el camino a las Cascadas de Agua Azul fue precioso, en plena selva y con millones de tonalidades diferentes de verdes. Yo no recuerdo mucho. Sin embargo, mis "compas" tomaron fotos por mí...
Ah! os comento que ésta era también, zona zapatista. De ahí, la presencia militar.
Después de mi "pequeño" malestar, al fin una gran satisfacción: LAS CASCADAS DE AGUA AZUL!!
Vimos artesanías muy bonitas, pero caras, pues estábamos en lugar turístico. Mirad los colores del traje de esta señora.
Como el tour lo hicimos guiado, teníamos un tiempo concreto para estar en cada lugar, así es que más o menos, nos tuvieron "en chinga".
Tras las Cascadas de Agua Azul, nos llevaron a las de Misol-Ha.
Cascadas de Misol-Ha Para este entonces, mi estómago ya se había acostumbrado a moverse de un lado a otro al ritmo de las curvas y las pendientes del camino, así es que me dio tantita tregua, cosa que le agradecí en el alma.
Tras aproximadamente una horita de camino, llegamos a este impresionante lugar: las cascadas de Misol-Ha. Sólo puedo pediros que disfrutéis de las fotos. No tengo comentarios...
Aquí podíamos llegar hasta detrás de la cascada. El sonido era increíble y las vistas, un espectáculo.
Este lugar nos gustó mucho a todas y terminamos emocionadas con el hecho de haber estado tras una cascada tan impresionante, mojándonos y sintiendo tan de cerca, justo en nuestras pieles, la fuerza de la naturaleza.
Pero Misol-Ha llegaba a su fin, pues otro lugar grandioso y con una historia increíble a sus espaldas, nos estaba esperando. Al fin, después de mucho tiempo de espera, nos dirigíamos a uno de los complejos arquéológicos más importantes de América: las ruinas mayas de Palenque.
Palenque Por fin llegó el momento de conocer este rinconcito de Chiapas, en plena selva lacandona. Acabábamos de llegar a Palenque, al lugar que en otro tiempo recibió el nombre de Lakam Ha, en maya, "lugar de grandes aguas", debido a los numerosos manantiales de la región. Aquí está. Primero quiero que nos demos una vuelta por el recinto. Después, intentaré explicaros qué fue lo que vimos y qué nos enseñaron.
Comienza la historia...
Esta ciudad vivió su mayor explendor durante el gobierno de K´inich Janaab´Pakal, al que todos conocían como Pakal el Grande. Empezó a reinar con sólo doce años y gobernó desde el 615 al 684 d.C. Conocido como el "protegido de los dioses", llevó a Palenque a nuevos niveles de esplendor, a pesar de haber llegado al poder cuando la ciudad vivía un periodo de decadencia.
Durante su gobierno, se construyeron la mayoría de los palacios y templos de Palenque y la ciudad floreció como nunca antes. ¿Sabíais que todos los edificios que se encontraban en Palenque y, en general, en todo el mundo maya, se decoraban con estuco? Y, ¿sabéis como hacían ese material? Pues a base de piedra caliza y de resina de árbol. Imaginad la cantidad de árboles que destruían para decorar un sólo edificio de estas dimensiones. Por eso, se dice que los mayas prácticamente terminaron con la selva.
Pero sigamos con la historia... Entre las construcciones más destacadas de esta ciudad, se encuentra el Templo de las Inscripciones, el edificio más alto y más importante de Palenque.
Este templo se llama así porque en su interior tiene tres tableros de roca caliza con inscripciones jeroglíficas donde se detallan aspectos de la historia de la ciudad y azañas de Pakal el Grande. Pero además, en el centro del templo, se encuentra el sarcófago y la tumba de este rey, que están decorados con bajorrelieves donde se muestra tanto la muerte del gobernante como su descenso al inframundo. Ahí, tras una batalla, alcanza la inmortalidad. A la tumba de Pakal ya no se puede acceder, pero para que tengáis una idea de cómo es este relieve, ahí os muestro una imagen.
No sé si recordareis que antes comenté que Pakal el Grande gobernó desde el 615 al 684 d.C. En total fueron 69 años de gobierno, pues esos son justo los escalones que tiene este Templo en su parte central. Cada uno, por tanto, representa cada año que estuvo en el poder. Si alguien los quiere contar, ahí se lo encargo.
Además del Templo de las Inscripciones, también pudimos ver la Tumba de la "Reina Roja".
Se dice que esta señora nunca gobernó Palenque y que ni siquiera era descendiente de Pakal. Sin embargo, se cree que tenía un importante linaje y que por eso la enterraron con esos honores. Se le llama la "Reina Roja" porque sus restos se descubrieron en el interir de un féretro de piedra pintado de rojo.
Los mayas tenían una forma muy curiosa de despedir a sus muertos. Como creían en la vida después de la muerte, los enterraban con todas sus joyas, con alimentos o con todo aquello que al difunto le gustaba en vida. Incluso, los enterraban con otras personas vivas para que pudieran servirles como esclavos en "el más allá". Imaginaos qué terrible!! Pues por este motivo y para que nadie saqueara las tumbas de los muertos, éstas eran selladas y rociadas con un gas venenoso a base de mercurio, de forma que si alguien usurpaba alguno de estos lugares, se encontraba directamente con la muerte.
Por último, conocimos el Palacio. La obra arquitectónica más grande de todo Palenque.
Debido a la variedad de transformaciones que sufrió durante más de cuatrocientos años, en él se pueden observar escalones, patios, corredores, galerías, pasillos subterráneos, pasadizos... Paseemos un poco por el palacio.
Y bueno, yo creo que ya es hora de que conozcáis a Pakal el Grande.
Ésta es una pintura original de la época (tiene más de mil quinientos años) donde se puede apreciar el aspecto físico de este gobernante. En realidad, así eran los mayas. Tenían un sentido muy particular de la belleza y modificaban su físico para alcanzarlo. En general, se sabe que los mayas tenían la cabeza ancha, nariz aguileña, pelo negro y lacio, los pómulos salientes, la frente amplia y los ojos almendrados de color oscuro (con un pronunciado y notable pliegue en los párpados que le da un toque marcadamente oriental). Su cuello era corto y los hombros anchos. Algo así como lo que se observa en este relieve...
Sin embargo, este físico no era natural. Modificaban sus rasgos, pero no por moda, sino con fines mágicos y a través de rituales. Así, cambiaban la posición de sus ojos para obtener una vista estrábica causada desde la infancia; se deformaban el cráneo en la niñez (entre la primera semana de vida y los dos años, aprovechando que los huesos estaban blandos) con dos tablas, una colocada en la frente y otra atrás; eran lampiños, es decir, no les crecía barba porque para tal fin se quemaban la piel usando resinas. Usaban pintura corporal y también el método de la excoriación (causar cicatrices con fines decorativos). Además, limaban y perforaban sus dientes para colocar piedras semipreciosas y usaban adornos como aretes, pectorales, bezotes (anillos nasales), penachos, etc.
La verdad es que nos resultó muy interesante esta cultura y paseando por este complejo arqueológico, nos pudimos imaginar cómo sería este lugar en su época de esplendor, algo así como nuestra Grecia Clásica o nuestra Roma.
Para acabar esta aventura, quiero contaros una última historia. Para ello, voy a hablaros de un árbol: la Ceiba.
Este es el árbol sagrado de los mayas y es símbolo de la vida. Bajo su follaje este pueblo celebraba sus ritos sagrados. Hoy en día, sus descendientes, lo respetan como sinónimo de sabiduría y resistencia, pues simboliza vida, perpetuidad, grandeza, bondad, belleza, fuerza y unión.
Con esta historia de árboles milenarios, la ciudad de Palenque se acaba y también, nuestra ruta por Chiapas. No soy capaz de sintetizar lo que sentí en esta tierra. Fueron tantas las maravillas que vieron mis ojos y tan intensas las sensaciones que tuve en cada lugar, que me resulta muy difícil acabar. Creo, que cuando vuelva la vista atrás y tenga la suficiente calma como para asimilar todas las cosas lindas que estoy viviendo en este país, podré darme cuenta de la grandeza de Chiapas. Ahorita, sólo puedo decir que fue un placer pisar esta tierra y que tuve la enorme suerte de hacerlo con las mejores personas del mundo. Me siento en deuda con vostros, me hicísteis sentir mejor que en mi casa, dándome hermosas experiencias, momentos maravillosos pero, sobre todo, mucho cariño. Eso no se olvida y sólo puedo guardarlo en un lugar, en lo más profundo de mi alma. MUCHAS GRACIAS A MI FAMILIA CHIAPANECA.