Como había pasado la Nochebuena y la Navidad con Pao en Chiapas, la idea era pasar el siguiente día de fiesta con Ceci, pues ya me había invitado con bastante anterioridad.
La verdad es que me siento muy afortunada por haber tenido tantas invitaciones para esta fecha tan “tonta”, sobre todo cuando una está fuera de casa. Óscar también me había invitado, pero opté por irme a Zacatlán de las Manzanas, (Puebla) con Ceci y su familia… Y bueno, qué puedo decir, que no sólo no me arrepentí, sino que me encantó la experiecia.
Quiero intentar contaros esta historia tal y como yo la sentí y la viví. Trateré de hacer el esfuerzo. Pero antes, un momento musical. Es difícl, a estas alturas de la película, encontrar un buen tema acorde con el lugar o con la gente que compartió conmigo estos momentos. Si hago un poco de memoria y busco algún temita que aún no haya puesto, se me viene a la memoria una canción que se llama "Estigma de amor", de Kany García. Cecilia, va por usted...
Después de este momento musical, comenzamos esta nueva historia: "La vida en un ranchito de Camotepec".
Salimos de Puebla, la mañana del 31 de Diciembre, con destino a este ranchito, pues aquí íbamos a festejar el año nuevo. Tengo que aclarar lo que es un rancho, pues no es exactamente igual que lo que nosotros entendemos por un rancho en España, porque entre otras cosas, no hay, Bueno, pues un rancho es un pueblito o mejor dicho, algo más pequeño aún que un pueblito. Normalmente están en medio del campo y aunque tengan conciencia de pueblo, las casas no suelen estar muy juntas las unas de las otras. Aquí suelen vivir las personas que viven del campo y de los animales. Mirad, este es el ranchito en el que pasé el año nuevo...
Y bueno, ahí había muchos animalitos. Primero, cerditos...
También había ovejitas...
Y una cabrita, que estaba embarazada y nos tocó verla parir... Qué linda, ¿verdad?
Bueno, pues una vez aclarado el concepto de lo que es un rancho y de lo que ahí hay, vamos a seguir el orden cronológico de los acontecimientos. Antes de llegar al ranchito, paramos en un lugar que tiene un nombre divino: ZACATLÁN DE LAS MANZANAS. Por favor, decidme que no es “chachipiruli” ese nombre. Durante mis primeros meses aquí, pensé que si tenía un hijo alguna vez le llamaría así, pues estaba totalmente emocionada con un lugar que se llamara "Zacatlán de las Manzanas". Ahora, en cambio, me doy cuenta que quizás mi “no hijo” me odiaría por siempre si le hago semejante faena, ¿o no?
En fin, descartando ya este nombre para mi descendencia seguía, sin embargo, emocionadísima con la idea de poder comprobar con mis propios ojos que un lugar con ese nombre existia de verdad en la geografía mexicana y no era un invento de Ceci para quedarse con la güerita. Así es que después de tanto tiempo escuchando hablar de este lugar y, de alguna forma, dudando de su existencia, ya estábamos llegando a Zacatlán de las Manzanas. Y cuál fue mi sorpresa cuando vi con mis propio ojitos que este lugar no era producto de la imaginación de nadie, sino que existía en verdad….
Este pueblito, Zacatlán, es muy conocido por sus vinos. Cuando utilizo la palabra vino, no me refiero al tinto. En México la palabra vino se usa para referirse a cualquier bebida alcohólica de alta gradación: wisky, ron, vodka, tequila… etc. Pues es conocido por sus vinos de sabores y, como no, por sus manzanas, pero en el mes de Agosto. Yo como fui en Diciembre, pues no vi manzanas… Ah! Pero sí vi su conocido reloj floral.
La verdad es que no estuvimos mucho tiempo en este lugar, a penas una hora, yo creo. No es muy grande, pero su plaza principal es realmente linda. No sé, a mí me dio mucha paz este lugar. A ver qué os parece. Bienvenidos s "Zacatlan de las Manzanas"
Y ya!! Eso fue todo de este pueblito de cuento de hadas. Decidme, sin embargo, que no es bonito.
Y bueno, después de la parada en Zacatlán donde conocí a una de las tías de Ceci, retomamos el camino con destino a Camotepec, el ranchito donde nació la madre de mi compañera de viajes, la señora Ofelia (luego la conocereis) y donde pasaríamos la noche de fin de año.
No quiero despedirme de este lugar sin enseñaros a un niñito superlindo y muy, muy auténtico. Nos lo encontramos subiendo a su camioneta justo cuando nos íbamos de Zacatlán. Así son todos los rancheritos, pero yo me enamoré de éste….
Ahora sí. Ya nos vamos a Camotepec…
Cuando llegamos eran como las 5 de la tarde, yo creo. La señora de la casa, la tía de Ceci, estaba preparando tamales. La verdad es que no tengo muchas fotos de este momento. Así es que trataré de contarlo para que os hagais una idea.
Estuvimos todo el tiempo en la cocina de la casa. Un lugar verdaderamente acogedor, porque era una cocina de las de antes, de las de pueblo de hace veinte años, de lumbre, a las que había que ponerles leña. Todos estábamos alrededor del fuego. Era el mejor sitio donde estar, porque no os podeis hacer una idea del frío que hacía ahí, en plena sierra poblana. Os prometo que yo hacía mucho que no sentía tantísimo frío, no sentí mis pies en los tres días que anduvimos en ese lugar y, sobre todo, por la noche y después de escuchar las historias que contaban las personas que estaban ahí. Pero no quiero adelantar acontecimientos.
Cuando llegamos, además de los tamales estaban haciendo mojarras fritas, un pescadito que se cría en una presa cercana a la casa y que estaba delicioso, pero de verdad. A mí me gustó sólo con limoncito y ya... Aunque bueno, los oriundos del lugar también le añadían salsa Valentina (una salsa picante, sin la cual este país no podría sobrevivir). A mí, esa salsa, sin embargo, me provoca mucho dolor de estómago. Así es que yo disfruté mis ricos pescaditos sólo con un chorreoncito de limón.
Pues ahí estuvimos toda la noche, delante de la lumbre. Yo fascinaba con lo que veía y lo que escuchaba, comiendo pescado y tamales deliciosos que llevaban una salsa verde que picaba como no os podeis hacer una idea pero que, en cambio, eran adictivos.
Tengo que reconoceros que esta experiencia me fascinó. Bueno, no me cambié de ropa ni me quité ni una sola de las prendas de vestir que llevaba en los tres días que estuvimos allí. Ni tan siquiera me bañé, pues el frío era horrible y el baño estaba fuera de la casa, así es que esa fue la decisión más acertada si no quería irme con una pulmonía de regalo...
En este lugar pude disfrutar de muchas cosas. La primera y la mejor, fue poder convivir con esta gente tan linda. Ya en la noche se ponían a contar historias del pueblo, de ajustes de cuentas entre familias, de antepasados ya muertos que dejaban mensajes a "los vivos" de ahorros enterrados bajos las casas... Y, como no, de la "Llorona". Creedme que no eran historias que se estaban inventando sobre la marcha, sino que ellos mismos habían escuchando el llanto de esa mujer, pues cerquita de la casa había un río.
No sé si conocéis la historia de la Llorona. Por si acaso, os la cuento. Me parece muy interesante y se remonta a la llegada de los españoles. Hay muchas versiones, pero quizás ésta que os voy a contar, es la más extendida. Antes, una canción preciosa en recuerdo de esta mujer. Canta la señora Chavela Vargas...
Cuenta la leyenda, que una mujer indígena se enamoró de un caballero criollo, es decir, hijo de españoles pero ya nacido en América o la Nueva España. Con este hombre tuvo tres hijos. Sin embargo, él no formalizó nunca su relación. Se limitaba sólo a visitarla y evitaba casarse con ella. Tiempo después, el hombre se casó con una mujer española, pues tal enlace le resultaba más conveniente dada la época. Al enterarse, esta mujer a la que el pueblo empezó a llamar la Llorona por su perpetua aflicción, enloqueció de dolor y ahogó a sus tres hijos en el río. Después, al ver lo que había hecho, se suicidó. Desde entonces, su fantasma pena y se la oye gritar "!ay, mis hijos!" o bien emitir un gemido mudo. Sule hallársela en los ríos, recorriendo el lugar donde murieron sus hijos y donde ella se quitó la vida
¿Os gustó? A mí sí... Bueno, pues de eso estuvieron hablando toda la noche, pero con una realidad y un lujo de detalles que daba verdaderamente miedo. De hecho, contaron que eran los perros los primeros que oían estos sollozos y que se ponían a ladrar o a ahullar y, muertos de miedo, se metían en las casas a esconderse. Las señoras que la habían escuchado decían que era realmente espeluznante oír sus lamentos. Así que con ese plan, imaginad la nochecita que yo pasé entre el frío, el miedo al recordar las historias y ya, el colmo de los colmos fue cuando sentí ladrar al perro de la casa... Os juro que no me pude dormir en toda la noche!! Ya escuchaba incluso lo que no se escuchaba y rezaba para no sentir ninguna necesidad fisiológica hasta que no saliera el sol y hubiera luz, porque como os dije, estábamos en plena sierra y el baño estaba fuera de la casa.
Además, también se pusieron a relatar historias de balazos y ajustes de cuentas entre familias del pueblo e incluso entre hermanos, porque uno le había quitado la mujer a otro o porque se habían pasado con el pulque (una bebida alcohólica del maguey muy popular por estas zonas). También, me tocó escuchar historias de gente que antiguamente habían habitado alguna de las casas del pueblo y que habían enterrado dinero debajo de sus cimientos y que ahora, desde el "más allá" se ponían en contacto con sus parientes para indicarles el lugar en el que estaban los ahorros de toda su vida... Os digo que ninguna de las noches que estuve allí tuvo desperdicio y que me encantó la experiencia. Tuve la oportunidad de preguntar sobre cada historia y cada personaje y me iban contando lo que había pasado. No eran historias inventadas, sino historias reales del pueblo. De cómo se vivía ahí hace viente años, sin casi nada de recursos e intentando "burlar" al gobierno con la venta ilegal de madera, pues era de lo único que podían comer estas familias.
La verdad, es que disfruté mucho de todo este tiempo y me trataron excelentemente bien... Pero además de las noches de historias lúgubres y emocionantes, también disfrutamos del día.
Otra de la cosas que más me fascinó, fue mi aprendizaje en el arte del "pulque", que es la bebida alcohólica más tradicional mexicana, sobre todo en el centro del país. Se obtiene de la fermentación del "aguamiel". Este jugo se saca del corazón del maguey y yo acompañé a la tía de Ceci a buscarlo. Estos son los magueyes...
Este proceso, que se conoce como "raspado", consiste en quitar el centro de esta planta, abriendo una oquedad que se tapa con una penca (una hoja) de maguey. El interior de ese hueco, se raspa con una cuchara y esto provoca que el maguey suelte el jugo, el cual se concentra en dicho hueco y se va sacando cada día o cada dos días. Este es el hueco donde se concentra el aguamiel, justo en el centro del maguey...
Y aquí andamos, sacando el aguamiel...
Esta bebida está fresca y es muy dulce. Después, cuando se fermenta, se obtiene el PULQUE, que ya tiene alcohol. El sabor de esta bebida es agradable, pero la textura es un poco particular, pues es bastante babosa. Así es que no me gustó del todo, no tanto por el sabor, como por la consistencia.
Os reconozco que mi experiencia como recolectora de aguamiel fue divertida, porque tienes que andar subiéndote a los magueyes y algunos son realmente enormes. No sé si se aprecian los tamaños en las fotos. Pero también están llenos de bichitos, así es que la güerita estuvo rascándose las piernas durante días... Sin embargo, no me importó porque lo que aprendí me encantó. Pero me gustó aún más compartir este momento con la señora de la casa, la señora Petra. Me habló de todo lo que le daba el rancho y de lo mucho que le gustaba vivir ahí. Esa era su vida y la disfrutaba mucho... !Qué bárbaro! Realmente admirable, porque yo estuve tres días y un poco más y muero de hipotermia. Sin embargo, ella estaba tan feliz que daba envidia. Le agradezco mucho todo lo que me enseñó en ese ratito de la mañana.
Y bueno, después de este momento de simbiosis con la naturaleza, ya es hora de que conozcais a la madre de Ceci, ya sabéis, mi compañera de viajes y, sin embargo, amiga (jeje, no es cierto Cecilia). Os presento a una señora que me ha hecho sentir verdaderamente en mi casa. Quiero que conozcais a la señora Ofelia. Es una mujer realmente admirable y trabajadora. Me ha dado las mejores pláticas que he tenido en México, porque es muy inteligente y muy interesante escucharla. A mí me encanta ir a verla cada vez que voy a Puebla. Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecerle lo bien y lo cómoda que me ha hecho sentir siempre que he estado en su casa, tanto que la siento como mía... GRACIAS SEÑORA Y OJALÁ QUE ALGÚN DÍA PUEDA DEVOLVERLE TODO LO QUE ME HA DADO, PERO ESTA VEZ EN ESPAÑA!! Cuando guste, tiene su casa ahí... Os presento a la señora Ofelia.
Sigamos con el relato... Ya el último día, aprovechamos para ir a "Piedras Encimadas", un valle un tanto raro por sus formaciones rocosas espectaculares, que desafían las leyes de la gravedad.
Estas rocas, a veces, forman extrañas figuas caprichosas. Hay duendes, figuras míticas, columnas, animales, perfiles humanos, hongos... Todo depende de la imaginación del visitante. A ver qué veis vosotros.
Es estas fotos que acabais de ver, estoy con Ever (un primito lindísimo de Ceci) y con su hermana Ruth, una niña muy linda también.
Además, pudimos escalar alguna de estas rocas...
El paisaje era espectacular y, más aún, por el clima que nos tocó. Como podeis ver, era muy frío y la niebla casi nos hace perder el sentido de la orientación. Nos costó mucho trabajo volver a encontrar la salida. Pero a mí me gustó mucho así, tal cual lo visitamos. Espero que disfruteis como yo del paisaje.
Y bueno, chic@s, esta historia ha llegado a su fin. Espero que no os haya aburrido el relato y que os gustaran las fotografías. A mí solo me queda agradecer a esta linda familia todas las atenciones prestadas y el trato recibido. GRACIAS, señora, por todos los momentos que compartió conmigo: en el sillón de su casa, en la cocina, con una taza de café... GRACIAS por enseñarme a hacer ese pastel tan delicioso sin necesidad de horno. GRACIAS por ese vinito de Zacatlán, nos lo tomaremos en España a su salud... Pero, sobre todo, UN MILLÓN DE GRACIAS por tantísimo cariño. La llevaré siempre en mi corazón. A ti, Ceci, muchas gracias por invitarme a seguir conociendo más de este México de contrastes, de este México mágico, que cada día me tiene más atrapado el corazón.
Hola merchita bonita, preciosa de mi corazón...
ResponderEliminarAntes que nada gracias a ti por esas palabras tan lindas a mi mamá y a mi familia en general, sabes que para nosotros fue un gusto enorme tenerte de visita en la casa y en el rancho..aunque el frio si estaba cañon... y en "el avento" de piedras a la casa de mis tios fue peor ahi si que casi me muero.
El pulque no me gusta ni un poquito te admiro por probarlo jeje, pero más por aprender tan pronto como lo hacen y por intentarlo...mi familia también te agradece tu disposición y tu estancia.
Esta vez solo me queda decirte que te esperamos en mayo y veras a tooooooooda la familia completa aunque ahora que lo recuerdo te falto decir que pasaste a golpear la piñata con todo y su canto jiji
te quiero
Me alegro que te haya gustado!!! Sabes que esas palabras no salen de mi cabeza, sino de mi corazón y que están provocadas por todo el cariño que he recibido. Sólo puedo daros las gracias nuevamente y deciros que el placer fue para mí. Hay cosas que nunca voy a poder olvidar.
ResponderEliminarjiji olvide agrader la canción, sabes que despues de bunbury esa canción y artista son las que más escucho por que en verdad me agradan...me encanta esa canción...
ResponderEliminarDe eso se trataba... Esa canción iba por usted, "seño Ceci". Espero que la disfrutaras. Te mando un beso.
ResponderEliminarsALUDOS NOBLE VIAJERA DE ESPAÑA..GRACIAS POR TUS COMENTARIOS SOBRE ESTA TIERA BENDITA...zACATLAN Y SUS PUEBLITOS MAGICOS. OJALA QUE EN TU TIERRA EXISTAN ESTOS LUGARES MAGICOS....DIOS TE CUIDE
ResponderEliminarmuy bonito relato de tu viaje por este bello país.... de bien nacidos es ser agradecidos... me gustó ese agradecimiento que muestras hacia la familia que te recibió.... muy bien por tí!!!!
ResponderEliminarHola Sonia!!
EliminarMuchas gracias por tu comentario... Efectivamente es un bello y grandioso país, con una historia fascinante y mucha gente linda. Yo me encontré con seres maravillosos, como los que me dieron posada en Zacatlan. Hoy en día, seguimos en contacto y con muchas ganas de volver a vernos. Como bien dices, es de bien nacidos ser agradecido.
Un abrazo.
es un lugar hermoso que solo en sueños y en zacatlan encontraras
ResponderEliminarhola Merchi: yo soy de Zacatlan y cuando quieras vivir otra experiencia estas invitada pero en agosto para que sientas la diferencia y la magia que hay en temporadas de manzanas--- te ofrezco mi casa a ti y alguien que te acompañe--- me gustó mucho tu relato y el amor y la pasion que le pusiste a tus palabras... aqui en casa te la pasaras espectacular con todas las comodidades y baño propio en tu habitacion,,,, Hector Medina Caporali (asi me localizas en facebook)
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Héctor. Es un placer seguir conociendo gente de ese hermoso país que es México que me tiene robado el corazón. Un abrazo
EliminarHola. Me llamo Cheli. Soy de la Ciudad de México y me ha encantado la forma en que relatas tus experiencias. Me has recordado a las historias que mi abuela me contaba. Y es que ella también era de pueblito. Ella era de Jalisco. De donde yo soy no le llamamos vino a todo, pero sí encuentras todas las bebidas que has comentado incluyendo el pulque, natural o curado de sabores (nuez,avena, mango, guayaba... hasta de ostión) Mi abuelo se dedicaba a comercializarlo. Tenía una pulquería donde déjame platicarte sólo se permitía el acceso a hombres. A las mujeres no se les permitía su estancia ahí. Tenían una entrada aparte donde compraban para llevar. Jeje... Y así hay miles de historias y curiosidades que puedes encontrar tan diversas y dependiendo del lugar que visites o la familia con quien platiques. Qué gusto tu interés por nuestro país. Ojalá que todas tus visitas sean extraordinarias. Bienvenida para siempre!
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